Me pregunto a cuántos de vosotros os ha pasado que os habéis hecho una carta astral, carta numerológica, diseño humano, el árbol de la vida de cábala, sesiones de kinesiología, tarot, una lectura de Registros Akáshicos, … y habéis recibido una información o, más bien, una predicción que es tomada como “profecía” o quizá información sobre otro tema del que no habíais ni preguntado. A mí me ha pasado varias veces y varias personas me han contado a lo largo de los años lo mismo. Esto en Bioreprogramación se llama Conflicto de Diagnóstico, y hasta tiene un protocolo para poder trabajarlo y deshacerte del “embrujo” que te ha condicionado o que has dejado que te condicione; porque eso depende de tí.
Aquí no voy a entrar en el tema del diagnóstico médico, eso daría para unos cuantos artículos… cómo las palabras de un médico pueden cambiar tanto la vida de una persona. Y son millones las personas que han superado ese mal augurio; de ello habla mucho el Dr. Joe Dispenza. Del poder de tus pensamientos y de la fuerza que puede salir de ti incluso para hacer cambios fisiológicos como para curarte.
Volvamos a “momento encantamiento”. En un momento determinado por una serie de características, y múltiples variables que son imposibles de medir, recibimos una información en un estado concreto; una información de predicción que condiciona entonces nuestro sentir respecto al tema por el que hemos hecho la demanda o incluso sobre esos otros temas por los que no hemos preguntado. Muchas veces se da información que el cliente no puede sostener. Sales de la consulta y… ¿ahora qué hago con esto?
Lo que está pasando aquí es que cedemos el poder a los demás por su «supuesta autoridad» porque esa persona, en ese campo, es una experta. Y ahí es donde nos quitamos nuestro propio poder y nos alejamos de nuestra sabia interna. Comenzamos a dar más validez a lo que el otro dice en vez de lo que mi cuerpo, que no engaña, o mi corazón me dictamina.
En 2011 me formé como lectora de RA y una de las cosas que más me gustó fue lo respetuoso del proceso de transmisión de información y que la persona recibe solo aquella información para la que está preparada. Al menos en mi experiencia, no he tenido ocasión en que a la persona no le haya resonado algo o, podríamos decir, la información recibida no haya sido confirmación de lo que ya sentía. Comenzando porque no hay predicción. Así lo aprendí y por ello me llamó la atención. No hago predicción puesto que no soy adivina ni creo ayude mucho comunicar a la persona qué pueda suceder o cómo. Lo que sí es interesante es el trabajo a realizar, qué está bloqueando su desarrollo.
Sí, resulta de gran ayuda la orientación de un profesional, yo misma, lo confieso, soy consumidora, y ¿qué te voy a decir, si soy terapeuta? Me han servido muchas consultas puntuales, me han ayudado en momentos donde me he encontrado perdida, indecisa o con una idea loca en la cabeza pero que no podía dejar de pensar en ella y mis latidos me revelaban que hacia ahí se dirigía mi siguiente paso. Una guía entendida como impulso, como ese punto de apoyo o seguridad cuando en el fondo, aunque ya has tomado una decisión, necesitas una especie de confirmación.
A pesar de que esas ayudas son maravillosas hoy quiero traer aquí la reflexión de que somos nuestras propias maestras, maestros. No hay nadie que sepa más de nosotros, que nosotros mismos. Y nuestros sueños son nuestros. Adueñémonos de ellos, mantengámonos firmes para que, ningún diagnóstico, predicción, información de fuera nos los arrebaten. Eso te conducirá al empoderamiento.
“No aceptes un no cuando tu corazón te dice sí”. Pruébalo, experiméntalo, ve hacia lo que anhela tu corazón y si no sale, no te arrepentirás de no haberlo intentado al menos, como nos aconsejan los mayores, nuestros sabios. Pero no fuerces si no se da lo que deseas, acéptalo y no te resistas, evitarás sufrimiento. Y digo sufrimiento porque es lo que se vive cuando no aceptamos y nos resistimos a la realidad. Nuestro corazón es el que guía nuestra maestría personal. Escucharlo y confiar en él, nuestro trabajo.
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